Para autoeducarnos tenemos que aprender a admirar los
valores, la nobleza, las virtudes y todas las cosas buenas que tiene el
prójimo.
Es una excelente receta para desterrar los celos y la envidia que tanto daño hacen a los vínculos.
Es un lento proceso de purificación que exije vernos en
nuestras reacciones y actuar en consecuencia.
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